martes, 5 de mayo de 2015


Una paradita entre Ferias (de libros, naturalmente).


Aquí estoy, echa polvo y molida como una papa, tras estar presente en las ferias de Los Cristianos, de Santa Úrsula, de Icod de los Vinos, de La Matanza, de Santa Cruz de Tenerife y el Encuentro de escritores canarios de La Orotava.
Me fue bien. Vendí bastantes libros y me di a conocer. Lo mejor de todo fue el reencuentro con mis amigos libreros, que me tratan como a una reina y con mis colegas escritores. Además siempre conoces a muchos otros más y eso te enriquece y amplía tus horizontes y tus sentimientos.
Luego está el trato directo con el público, con el lector. No todos los que pasean por las ferias leen y te lo dicen claramente; sin embargo encuentras a mucha gente interesada con quien compartir experiencias interesantes. Les hablo de mis novelas, de mi vida y de todo lo que preguntan, les dedico los ejemplares o les indico donde pueden leerlos o adquirirlos, si en ese momento no están en disposición de hacerlo. En muchos casos recibes reconocimiento y eso te reconforta.
Tienes que madrugar, trasladarte de un lugar a otro, aguantar horas de pie (aunque hay sillas lo más directo para hablar con la gente es la postura erguida), soportar un sol de justicia... En fin todo un via crucis, pero vale la pena por todo lo mencionado anteriormente.
Ahora a seguir escribiendo, reponer fuerzas y a prepararme para las siguientes ferias como la de Candelaria o La Laguna.
Les espero, lectores.

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